Académico de FIAUdeC integra red internacional de investigación de cuencas de montaña

El académico de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción (FIAUdeC), Dr. José Luis Arumí, reafirmó la importancia de conocer el rol de las cuencas de montaña en el almacenamiento y regulación de la distribución de agua, tras participar, en Ecuador, en un encuentro de la red internacional de coordinación de investigación “Transect of the Americas”.

Arumí, quien es miembro del comité directivo de la red, participó en reuniones de trabajo, talleres, charlas y visitas a terreno, junto a académicos de las 12 universidades adscritas al proyecto. En Cuenca, el grupo visitó el Parque Nacional Cajas, ubicado entre los 3.500 y los 4.150 metros sobre el nivel del mar, dominado por los páramos, ecosistemas andinos intertropicales que cumplen una función clave en el abastecimiento de agua de más del 90% de la población de Ecuador.

Transect of the Americas es un proyecto interdisciplinario integrado por académicos de doce universidades de siete países (Estados Unidos, Chile, Costa Rica, Ecuador, Brasil, Argentina y Reino Unido), para analizar un conjunto de cuencas de montaña -desde las Rocosas, al norte del continente, pasando por América Central, hasta Los Andes-, para entender la respuesta al cambio climático, en particular los cambios en el suministro de agua y las propiedades de resiliencia y adaptación de los sistemas dependientes de cabecera.

El investigador del Departamento de Recursos Hídricos de la UdeC, explicó que “el proyecto es financiado por la National Science Foundation, de Estados Unidos, y su objetivo principal es establecer una red de colaboración, que ya hemos conformado, y se está viendo la posibilidad de generar una sociedad científica de estudio de las cabeceras de montaña. La idea también es reforzar la formación de capital humano, fortaleciendo los programas de educación, por ello, hemos integrado a estudiantes, principalmente de postgrado, de hecho, en la Universidad de Concepción tuvimos un proyecto en que vinieron cinco estudiantes norteamericanos en el verano y estuvieron haciendo parte del trabajo de su tesis en nuestra Universidad”.

LOS PÁRAMOS DE ECUADOR

“Fue un viaje muy interesante”, indicó el académico, apuntando a la relación que existe entre las cuencas de montaña y las comunidades, particularmente en el caso de los páramos, “que son bastante únicos, son ecosistemas tropicales que se desarrollan a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar y que abastecen de agua a la mayoría de la población de Ecuador, gracias a la infiltración y almacenamiento; y eso tuvimos la oportunidad de recorrer, conocer las funciones hidrológicas y cómo la gente vive y ahora los protege”.

Precisó que, aunque se encuentra a gran altitud y es una zona fría, no cae nieve. “Hay distintos tipos de vegetación, como los matorrales, pero, a diferencia de lo que vemos a 3 mil metros de altura en Chile, en que no hay nada porque hay nieve, allá hay lluvia, por lo tanto, tiene esta vegetación arbustiva que forma un suelo que funciona como una esponja, que almacena agua y alimenta las lagunas y los ríos, que es de donde se abastece a la gente”. En ese sentido, el investigador planteó que, si bien es un suelo poroso, con alto contenido orgánico, es la combinación entre suelo y vegetación lo que permite almacenar gran cantidad del recurso hídrico.

CUENCAS DE MONTAÑA EN CHILE

El Dr. Arumí, quien también es director del Programa de Doctorado en Recursos Hídricos y Energía para la Agricultura, de FIAUdeC, aseveró que “hay similitudes con nuestros sistemas de montaña, que almacenan, regulan la disponibilidad de agua y la van entregando en forma gradual. Por ejemplo, en la región de Ñuble, el Valle de Aguas Calientes la almacena a partir de los deshielos y la va entregando al río Diguillín. Entonces, si entendemos estos procesos, podemos saber cómo se produce el agua en las cuencas de montaña, la misma que nosotros usamos más abajo”.

El experto hizo hincapié en la necesidad de “reconocer la importancia de los sistemas acuíferos de montaña, porque hace 20 años incluso se ignoraba que existían. Por ejemplo, tenemos el caso del páramo, que era totalmente ignorado, y en algún minuto había mucha preocupación en Ecuador por proteger los glaciares, pero resulta que los glaciares abastecen sólo una parte de la población, y ahí se empezó a valorizar el páramo, dado que ha habido malas prácticas, como la competencia por el uso de la tierra y la explotación ganadera que empieza a erosionar la zona”.

En Chile central, en tanto, “tenemos una Cordillera de los Andes que también alimenta de aguas superficiales y subterráneas, son zonas que prestan un servicio ecosistémico de provisión de aguas”, añadió Arumí, por lo que advirtió que también requieren de un manejo responsable. “De repente, podemos tomar malas decisiones, por ejemplo, autorizar un plantel porcino o una explotación minera en una zona de recarga de acuíferos, entonces, nosotros tenemos que saber cuáles son nuestras zonas que generan recarga, para protegerlas; si manejamos mal las zonas que producen agua, vamos a estar afectando la de la cuenca”, concluyó.

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